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EL MERCADER

juicio para no equivocarse. Muchos hay que toman por realidad los sueños: natural es que su felicidad sea sueño también. Bajo este blanco metal has encontrado la faz de un estúpido. Muchos necios hay en el mundo que se ocultan así. Cásate á tu voluntad, pero siempre me tendrás por símbolo. Adios.» Todavía seria estupidez mayor, no irme ahora mismo. Como un necio vine á galantear, y ahora llevo dos cabezas nuevas, la mia y otra ademas. Quédate con Dios, Pórcia: no faltaré á mi juramento.

PORCIA.

Huye, como la mariposa que se quema las alas escapa del fuego. ¡Qué necios son por querer pasarse de listos!

NERISSA.

Bien dice el proverbio: Sólo su mala fortuna lleva al necio al altar ó á la horca.

UN CRIADO.

¿Dónde está mi señora?

PÓRCIA.

Aquí.

EL CRIADO.

Se apea á vuestra puerta un joven veneciano, anunciando á su señor, que viene á ofreceros sus respetos y joyas de gran valía. El mensajero parece serlo del amor mismo. Nunca amaneció en primavera, anunciadora del ardiente estío, tan risueña mañana como el rostro de este nuncio.

PÓRCIA.

Silencio. ¡Por Dios! tanto me lo encareces, que recelo si acabarás por decirme que es pariente tuyo. Vamos, Nerissa: quiero ver á tan gallardo mensajero.

NERISSA.

Su señor es Basanio, ó mucho me equivoco.