Página:Dramas de Guillermo Shakespeare.djvu/496

Esta página ha sido validada
464
OTELO.
DESDÉMONA.

Tú que así hablas no puedes matarme.

OTELO.

¿Qué?

DESDÉMONA.

Con todo eso, te tiemblo. Tu mirada me aterra. Y no sé por qué es mi temor, pues de ningun crímen me reconozco culpable. Y sin embargo, tiemblo.

OTELO.

Acuérdate de tus pecados.

DESDÉMONA.

Será el amor que te profeso.

OTELO.

Por ese amor te mato.

DESDÉMONA.

¿Matarme porque te amo? ¡Oh indigna muerte! ¿Por qué te muerdes los labios? ¡Ciega pasion te descamina! Agüeros son de mal suceso; pero yo espero que no me amenazan á mí.

OTELO.

¡Calla, calla!

DESDÉMONA.

Sí callaré, ¿pero qué pasa?

OTELO.

¿Tú diste á Casio aquel pañuelo, regalo mio y que yo tanto apreciaba?

DESDÉMONA.

¡No, te lo juro por mi vida! Pregúntaselo á él.