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O T E L O.
ESCENA III.
Sala del castillo.
Salen OTELO, DESDÉMONA, CASIO y acompañamiento.
OTELO.

Miguel, amigo mio, quédate esta noche á guardar el castillo. No olvidemos aquel prudente precepto de la moderacion en la alegría.

CASIO.

Ya he dado mis órdenes á Yago. Con todo eso, tendré la vigilancia necesaria.

OTELO.

Yago es hombre de bien. Buenas noches, Casio. Mañana temprano te hablaré. Ven, amor mio (á Desdémona): despues de comprar un objeto entra el disfrutar de él. Todavía no hemos llegado á la posesion, esposa mia. Buenas noches. (Vanse todos menos Casio y Yago.)

CASIO.

Buenas noches, Yago. Es preciso hacer la guardia.

YAGO.

Aún tenemos una hora: no han dado las diez. El general nos ha despedido tan pronto, por quedarse solo con Desdémona. Y no me extraña: aún no la ha disfrutado, y por cierto que es digna del mismo Jove.

CASIO.

Sí que es mujer bellísima.