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EL MERCADER

fué el tercer poseedor después de Abraham... Sí, el tercero.

ANTONIO.

¿Y Jacob prestaba dinero á usura?

SYLOCK.

No precisamente como nosotros, pero fíjate en lo que hizo. Pactó con Laban que le diese como salario todos los corderos manchados de vario color que nacieran en el hato. Llegó el otoño, y las ovejas fueron en busca de los corderos. Y cuando iban á ayuntarse los lanudos amantes, el astuto pastor puso unas varas delante de las ovejas, y al tiempo de la cria todos los corderos nacieron manchados, y fueron de Jacob. Este fué su lucro y usura, y por él le bendijo el cielo, que bendice siempre el lucro honesto, aunque maldiga el robo.

ANTONIO.

Eso fué un milagro que no dependía de su voluntad sino de la del cielo, y Jacob se expuso al riesgo. ¿Quieres con tan santo ejemplo canonizar tu abominable trato? ¿ó son ovejas y corderos tu plata y tu oro?

SYLOCK.

No sé, pero procrean como si lo fueran.

ANTONIO.

Atiende, Basanio. El mismo demonio, para disculpar sus maldades, cita ejemplos de la Escritura. El espíritu infame, que invoca el testimonio de las santas leyes, se parece á un malvado de apacible rostro ó á una hermosa fruta comida de gusanos.

SYLOCK.

Tres mil ducados... Cantidad alzada, y por tres meses... Suma la ganancia...