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Y JULIETA.
que Romeo. Ni un águila tiene tan verdes y vivaces ojos como Páris. Este segundo esposo te conviene más que el primero. Y ademas, al primero puedes darle por muerto. Para tí como si lo estuviera.
JULIETA.
¿Hablas con el alma?
AMA.
Con el alma, ó maldita sea yo.
JULIETA.
Así sea.
AMA.
¿Por qué?
JULIETA.
Por nada. Buen consuelo me has dado. Véte, di a mi madre que he salido. Voy á confesarme con Fray Lorenzo, por el enojo que he dado á mi padre.
AMA.
Obras con buen seso.
(Vase.)
JULIETA.
¡Infame vieja! ¡Aborto de los infiernos! ¿Cuál es mayor pecado en tí: querer hacerme perjura, ó mancillar con tu lengua al mismo á quien tantas veces pusiste por las nubes? Maldita sea yo si vuelvo á aconsejarme de tí. Sólo mi confesor me dará amparo y consuelo, ó á lo menos fuerzas para morir.