¿Dónde están los promovedores de esta reyerta?
Ilustre Príncipe, yo puedo referiros todo lo que aconteció. Teobaldo mató al fuerte Mercutio, vuestro deudo, y Romeo mató á Teobaldo.
¡Teobaldo! ¡Mi sobrino, hijo de mi hermano! ¡Oh, Príncipe! un Montesco ha asesinado á mi deudo. Si sois justo, dadnos sangre por sangre. ¡Oh, sobrino mió!
Dime con verdad, Benvolio. ¿Quién comenzó la pelea?
Teobaldo, que luego murió á manos de Romeo. En vano Romeo con dulces palabras le exhortaba á la concordia, y le traia al recuerdo vuestras ordenanzas: todo esto con mucha cortesía y apacible ademan. Nada bastó á calmar los furores de Teobaldo, que ciego de ira, arremetió con el acero desnudo contra el infeliz Mercutio. Mercutio le resiste primero á hierro, y apartando de sí la suerte, quiere arrojarla del lado de Teobaldo. Este le esquiva con ligereza. Romeo se interpone, clamando: «Paz, paz, amigos.» En pos de su lengua va su brazo á interponerse entre las armas matadoras, pero de súbito, por debajo de ese brazo, asesta Teobaldo una estocada que arrebata la vida al pobre Mercutio; Teobaldo huye á toda prisa, pero á poco rato vuelve, y halla a Romeo, cuya cólera estalla. Arrójanse como rayos al combate, y antes de poder