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MACBETH.
SUARDO.

Dicen que el tirano está muy esperanzado, y nos aguarda en Dunsinania.

MALCOLM.

Hace bien en encerrarse, porque sus mismos parciales le abandonan, y los pocos que le ayudan, no lo hacen por cariño.

MACDUFF.

Dejemos tales observaciones para cuando esté acabada nuestra empresa. Ahora conviene pensar sólo en el combate.

SUARDO.

Pronto hemos de ver el resultado y no por vanas conjeturas.


ESCENA V.

Alcázar de Dunsinania.

MACBETH, SITON y un ESPÍA.
MACBETH.

Tremolad mi enseña en los muros. Ya suenan cerca sus clamores. El castillo es inexpugnable. Pelearán en nuestra ayuda el hambre y la fiebre. Si no nos abandonan los traidores, saldrémos al encuentro del enemigo, y le derrotaremos frente á frente. ¿Pero qué ruido siento?

SITON.

Son voces de mujeres.

MACBETH.

Yo soy inaccesible al miedo. Tengo estragado el

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