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MACBETH.
MACBETH.

¡Echa a los perros tus medicinas! ¡Pronto, mis armas, mi cetro de mando! ¡Séton, convoca á tus guerreros! Los nobles me abandonan. Si tú, doctor, lograras volver á su antiguo lecho las aguas del rio, descubrir el verdadero mal de mi mujer, y devolverle la salud, no tendrian tasa mis aplausos y mercedes. Cúrala por Dios. ¿Qué jarabes, qué drogas, qué ruibarbo conoces que nos libre de los ingleses?... Iré á su encuentro, sin temer la muerte, mientras no se mueva contra nosotros el bosque de Dunsinania.

MÉDICO.

Si yo pudiera huir de Dunsinania, no volveria aunque me ofreciesen un tesoro.


ESCENA IV.

Campamento á la vista de un bosque.

MALCOLM, CAITHNÉSS, un SOLDADO, SUARDO y MACDUFF.
MALCOLM.

Amigos, ha llegado la hora de volver á tomar posesion de nuestras casas. ¿Qué selva es esta?

CAITHNÉSS.

La de Birnam.

MALCOLM.

Corte cada soldado una rama, y delante cúbrase con ella, para que nuestro número parezca mayor, y podamos engañar á los espías.

SOLDADO.

Así lo haremos.