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MACBETH.
LADY MACBETH.

Esposo, anima con tu presencia y tus palabras la languidez del festin. Si no has de hacerlo, más valdrá comer solos. La alegría es la salsa de las cenas.

MACBETH.

¡Dulce maestra mia! La buena digestion venga hoy después del apetito, y tras ellos la salud.

LÉNNOX.

Tomad asiento, rey.

MACBETH.

Congregada tendríamos esta noche la flor de la monarquía, si no nos faltase el ilustre Banquo. Quiero culpar su negligencia, mas bien que imaginar que le haya acontecido alguna desgracia.

(El espectro de Banquo ocupa el sitial de Macheth.)
LÉNNOX.

Honradnos, señor, tomando asiento.

MACBETH.

¿Dónde? No le encuentro.

LÉNNOX.

Aquí le teneis, señor.

MACBETH.

¿Dónde?

LÉNNOX.

Señor, aquí. ¿Pero qué agitacion es la vuestra?

MACBETH.

¿Quién de vosotros ha hecho esto?

LÉNNOX.

¿Qué, señor?