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MACBETH.

niño recien nacido, querubin desnudo, irá cabalgando en las invisibles alas del viento, para anunciar el crímen á los hombres, y el llanto y agudo clamor de los pueblos sobrepujará á la voz de los roncos vendavales. La ambicion me impele á escalar la cima, ¿pero rodaré por la pendiente opuesta? (A Lady Macbeth.) ¿Qué sucede?

LADY MACBETH.

La cena está acabada. ¿Por qué te retiraste tan pronto de la sala del banquete?

MACBETH.

¿Me has llamado?

LADY MACBETH.

¿No lo sabes?

MACBETH.

Tenemos que renunciar á ese horrible propósito. Las mercedes del Rey han llovido sobre mí. Las gentes me aclaman honrado y vencedor. Hoy he visto los arreos de la gloria, y no debo mancharlos tan pronto.

LADY MACBETH.

¿Qué ha sido de la esperanza que te alentaba? ¿Por ventura ha caido en embriaguez ó en sueño? ¿O está despierta, y mira con estúpidos y pasmados ojos lo que antes contemplaba con tanta arrogancia? ¿Es ese el amor que me mostrabas? ¿No quieres que tus obras igualen á tus pensamientos y deseos? ¿Pasarás por cobarde á tus propios ojos, diciendo primero: «lo haria» y luego «me falta valor? Acuérdate de la fábula del gato.

MACBETH.

¡Calla, por el infierno! Me atrevo á hacer lo que