Página:Dramas de Guillermo Shakespeare.djvu/118

Esta página ha sido validada
PÓRCIA.

Pues hiciste muy mal (si he de decirte la verdad) en entregar tan pronto el primer regalo de tu esposa, que ella colocó en tu dedo con tantos juramentos y promesas. Yo dí otro anillo á mi esposo, y le hice jurar que nunca le perderia ni entregaria á nadie. Estoy segura que no lo hará ni por todo el oro del mundo. Graciano, mucha razón tiene tu mujer para estar enojada contigo. Yo me volveria loca.

BASANIO.

¿Qué podré hacer? ¿Cortarme la mano izquierda y decir que perdí el anillo defendiéndome?

GRACIANO.

Pues también á mi amo Basanio le pidió su anillo el juez, y él se lo dió. Luego, el pasante, que nos habia servido bien en su oficio, me pidió el mió, y yo no supe cómo negárselo, porque ni el señor ni el criado quisieron recibir más galardón que los dos anillos.

PORCIA.

¿Y tú qué anillo le diste, Basanio? Creo que no seria el que yo te entregué.

BASANIO.

Si yo tuviera malicia bastante para acrecentar mi pecado con la mentira, te lo negaría, Pórcia. Pero ya ves, mi dedo está vacío. He perdido el anillo.

PÓRCIA.

No: lo que tienes vacia de verdad es el alma. Y juro á Dios que no he de ocupar tu lecho, hasta que me muestres el anillo.

NERISSA.

Ni yo el de éste, hasta que me presente el suyo.