Página:Don Segundo Sombra (1927).pdf/38

Esta página ha sido corregida
— 36 —

hacer componer este facón pa cuando Vd. me necesite.

En su pensamiento de matón no creía poder más, como gesto de gratitud, que el ofrecer así su vida a la de otro.

—Aura deme la mano.

—¡Cómo no! — concedió Don Segundo, con la misma impasibilidad con que hoy aceptaba el reto.

— Ahí tiene, amigo.

Y sin más ceremonia se fué por el callejón, dejando allí al hombre que parecía como luchar con una idea demasiado grande y clara para él.

Al lado de Don Segundo, que mantenía su redomón al tranco, iba yo caminando a grandes pasos.

—¿Lo conocés a este mozo? — me preguntó terciando el poncho con amplio ademán de holgura.

—Sí, señor. Lo conozco mucho.

—Parece medio pavote ¿no?