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—Aquí dormí la primer noche. Estos chiqueros los barría antes de la salida'el sol. ¿Vive entuavía el petizo Sapo? Vierah'ermano qué contento me puse cuando volví de lo de Cuevas con el Cebrunito! Está siempre Cuevas?

Me quedé suspenso, esperando la respuesta. Sentía la boca seca.

—Hace mucho que no está.

Largas horas nos pasamos, esa noche, conversando con mi nuevo amigo. No recordaba haber hablado nunca tanto y hasta me parecía que, por primera vez, pensaba con detenimiento en los episodios de mi existencia. Hasta entonces no tuve tiempo. ¿Cómo mirar para atrás ni valorar pasados, cuando el presente siempre me obligaba a una continua acción atenta? ¡Muy fácil eso de pensar, cuando minuto por minuto hay que resolver la vida misma! ¡Vaya uno a ser distraído con un redomón arisco bajo el cuerpo y saque quien pueda la cuenta de sus placeres y dolores, cuando de la claridad de la atención depende el cuero y la derrota! Cierto, había pensado mucho, mucho, pero siempre enfocando las vicisitudes de cada segundo. Había pensado como el hombre que pelea, con los ojos bien abiertos hacia el peligro, y toda