Página:Don Segundo Sombra (1927).pdf/342

Esta página no ha sido corregida
— 340 —

usté y tocarte el sombrero por ue soy un "niño" con unos cuantos pesos y tal vez pueda, con mi plata hacerte un favor o un daño?

Palideciendo al insulto, Pedro tomó el rebenque por la lonja para asestarme por la cabeza el cabo. ¿Morir de una puñalada, allí, en el callejón? Todo me parecía bien, salvo el falso respeto y distanciamiento de mis amigos.

—Mejor, bajate le dije, echando pie a tierra y mano a mi cuchillo. Pero me encontré frente a mi padrino, que me tomó de un brazo diciéndome:

—Si es que te has caído, yo te puedo ayudar a subir.

Comprendí que una resistencia de mi parte se encontraría con una paliza y me alegré de un modo que tal vez otros no hubieran comprendido. Para Don Segundo yo seguía siendo el mismo guachito y quise significarle mi gratitud, dándole un título que nunca, hasta entonces, se me había ocurrido:

—Stá bien, Tata.

—Si soy tu Tata, le vah'a pedir disculpas a ese hombre que has agraviao.

—Me perdonah'ermano?

dije, estirando la mano a Pedro que rió de buena gana, como declarándose vencido:

-