Página:Don Segundo Sombra (1927).pdf/319

Esta página no ha sido corregida
— 317 —

—¿Me permite?

padrino.

1 317terció inesperadamente mi —Cómo no— accedió el forastero.

Don Segundo se dirigió a Antenor:

—Mirá muchacho — dijo mientras todos, y yo más que ninguno, lo mirábamos con asombro.

Mirá muchacho que el señor ya hace un rato que te está convidando con güenas maneras y voh'estás desperdiciando la ocasión de divertirte un poco.

¿Qué diría el paisano peleador?

Un minuto quedó en silencio y, ya más serio ante una posible bifurcación del pleito, dejó sospechar el fondo del asunto:

—Divertirse es presumir de gallo y meterse en travesuras, cuando uno cree llevársela de arriba.

Comprendimos que, bajo las bravuconerías del gaucho provocador, había habido un resentimiento.

¿Qué diría Antenor?

Antenor se levantó de una pieza, miró al forastero y comprendimos otra cosa más: que sabía de qué y de quién se trataba.

—Yo era una criatura dijo ceñudo y ella una perra que a cualquier palo le hacía punta. En el pago la conocíamos por "la de aprender".

Furioso, el forastero quiso atropellar. Algunos 1 -