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(6 hay suerte sin desgracias, y vino a suceder que abogaos, procuradores, jueces de paz, curanderos, médicos y todos los que son autoridá y viven de la desgracia y vicios de la gente, comenzaron a ponerse charcones de hambre y jueron "muriendo.

66 66 65 Y un día, asustaos, los que quedaban de esta 'morralla se endilgaron pa lo del Gobernador, a pedirle ayuda por lo que les sucedía. Y el Go'bernador, que también dentraba en la partida de "los castigaos, les dijo que nada podía remediar y "les dió una plata del Estao, alvirtiéndoles que era la única vez que lo hacía, porque no era obligación del Gobierno el andarlos ayudando.

66 66 66 29266 66 "Pasaron unos meses y ya, los procuradores, "jueces y otros bichos iban mermando por haber 'pasao los más a mejor vida, cuando uno dellos, "el más pícaro, vino a maliciar la verdá y los in"vitó a todos a que golvieran a lo del Gobernador, dándoles promesa de que ganarían el plaito.

"Así jué. Y cuando estuvieron frente al manate, el procurador le dijo a Sueselencia que to"dah'esas calamidades sucedían, porque el herrero Miseria tenía encerraos en su tabaquera a los Diablos del Infierno.

66 "Sobre el pucho, el mandón lo mandó trair a