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—Güenas noches —Me va a hacer un favor, cuñao — dije a Fabiano.

Echeme la tropilla pa este lao, que algún día si la ocasión se presienta le devolveré el servicio.

Candelario.

1 254— El silencioso Fabiano, salió con un gesto de aceptación, y quedé solo con Don Candelario.

—Siéntese — me dijo éste y me alcanzó un mate.

—Le vi a pedir disculpa empecé por lo que ha sucedido. A mí me han atendido por demás bien en esta casa y vengo a pagarle con un dijusto. Stá mal sindudamente, pero válgame Dios que yo no he buscao el plaito...

—Deje estar me interrumpió suavemente Don —¿Piensa dirse?

me contestaron.

— dijo — —Dentro de un rato, sí, señor. He faltado a la casa y quiero que me olviden cuanto antes.

—¡Pero si usté no lleva culpa!

—No le hace Don. A lo hecho pecho. Graciah'a Dios ya estoy güeno.

Decidido, corté con el cuchillo las lonjas que me sujetaban el brazo quebrado. Hice unos movimientos con prudencia y vi que andaba bien. Don Candelario me miró sacudiendo la cabeza.

—Cada hombre sigue su destino. Si ha de ser el suyo dirse, Dios lo habrá dispuesto.

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