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—¿Cómo va ese cuerpo, cuñao?

interpeló.

¿Cuñao? Yo le había llamado así todo el día anterior, sin saber qué privilegio eso significabale dije ni siquiera —¿Sabe que va lindo?

me acuerdo'el porrazo.

—Y yo que craiba que llegaría finao! Como tres veces se me desmayó por el camino. ¿Se acuerda del trabajo que tuvimos pa alzarlo en el caballo?

—Y ¿cómo vi'acordarme, si he venido muerto todo el camino?

— —No, señor. Si a trechos se componía y cuando le puse el maniador pa sujetarle el brazo, usté me ayudaba y me decía: Mah'arriba... aura va bien... ansinita.

Hice todo lo posible por recordar aquello pero fué inútil. Habría hablado dormido. ¡Qué larga mi pérdida de conocimiento!

Patrocinio se dirigió a la hermana:

—Andá, pues, Paula, que en la cocina te andarán necesitando.

Sometidamente la prenda alzó sus cachivaches y se fué. Patrocinio se sentó y volvió a hablarıne de mis caballos:

—¿Y cuñao, cerramos trato?

—¿Cómo anda el bayo?