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(6 con la escuridá, lo mesmo que las arboledas, Do"lores se puso a correr en dirición a las barrancas.

66 "Sin saber por qué, ni siguiendo cuál güella, se "encontró de pronto en una pieza alumbrada por un candil mugriento, frente a una viejita achu"charrada como pasa, que lo miraba igual que se "mira un juego de sogas de regalo. Se le arri"maba cerquita, como revisándole las costuras, y "lo tanteaba pa ver si estaba enterito.

—“Ande estoy? — gritó Dolores.

—"En casa de gente güena contestó la vieja. Sentate con confianza y tomá aliento pa contarme qué te trai tan estraviao.

"Cuando medio se compuso, Dolores dijo lo que "había sucedido frente del río, y dió unos suspiros como pa echar del pecho un daño.

"4 66 — 66 145— "La viejita que era sabia en esas cosas, lo con"soló y dijo que si le atendía con un poco de pa"cencia, le contaría el cuento del flamenco y le "daría unas prendas virtuosas, pa que se juera en "seguida a salvar la moza, que no era bruja sino "hija de una vecina suya.

"Y sin dilación ya le dentró a pegar al relato por lo más corto.

"Hace una ponchada de años, dicen que una mu-