(que lo supe después): horrorizado
oyóme sin hablar; y del secreto
usó Gonzalo cual varón discreto.
Dispuso que al criado detuviesen
con no sé qué motivo, hasta que viesen
acabado el festín; y así evitaba
la muerte a Sancho, el crimen á Doña Ava.
Llegaron al festín la madre impía,
el feroz Almanzor y Don García.
La Corte de Castilla el aposento
llenó de su belleza y lucimiento;
mas qué pronto por lutos se trocaron
las galas y las joyas que brillaron!
La música empezó su melodía,
que luego se trocó en melancolía,
Sentáronse en la mesa: yo temblaba;
a Sancho, a la Condesa, al Rey miraba.
Miré al cielo también con osadía,
porque iba a permitir tal tiranía.
Cómo te explicaré con qué tormento
en tales pechos vi tal fingimiento?
Cansóse el cielo ya de crimen tanto:
escucha sus venganzas con espanto;
mira si al bien del bueno se interesa!
Quando pidió la copa la Condesa,
el oficial, a quien correspondía,
ignorando que aquella que veía
con tan nuevos primores adornada,
era para Sancho destinada,
se la trajo; mas ella distraída,
llegó á sus falsos labios la bebida.
Bebió porción; y al conocer su engaño,
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