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(XLV)

¿No encuentras otro modo que lo impida?
Gonz. El modo mas felíz será mi vida.
Declarar al Infante lo ideado,
es decir el delito que ha pensado
Doña Ava; y ésta no, por ser traidora,
dexa de ser su madre, acreedora
á la veneracion. Pero alli viene
el Moro. ¡Qué arrogante se mantiene!
Está pronta, y avisame el instante
destinado al delirio del amante.
Bien puede de Almanzor la tiranía
añadir contra el pecho de Garcia
del infierno el furor á sus furores;
Gonzalo soy; desecha los terrores.
¡Mira como se acerca placentero,
sereno rostro y corazón severo!
¡Qué quieto en el peligro! Héroe parece,
si un malhechor tal nombre se merece.
Con Garcia se acerca discurriendo.
Elv. Tu vida y la de Sancho te encomiendo.

ESCENA II.
Don Gonzalo, Almanzor, Don Sancho, guardia
de moros y castellanos.

Alm. ¿Quién tales sentimientos te ha inspirado?
¿Tan noble corazón quién te ha formado?
Sanch. El hidalgo que ves, su noble zelo
me cria.
Gonz. ¡Ah, señor! el alto Cielo,
que guía las acciones de Garcia,
le inspira elevación y valentia.
Su persona, señor, de Dios recibe

las