No tiene la ambición límite alguno:
cualquier medio á su vista es oportuno.
No dudo que el delito propondria.
Elv. Aterrete de amor la rirania.
En vano la Condesa horrorizada
se resistió: por fin cayó espantada
de la amenaza de perder su amante;
la muerte decretó del tierno infante.
Gonz. Elvira, tente. ¡Cielos! ¡santos Cielos!
¿Qué escucho?
Elv. Con congojas y recelos
me dixo sus intentos: mis oidos,
de tan fatal proyecto estremecidos,
oyeron, y dudaron lo que oyeron.
En vano mis afectos pretendieron
oponerse á la muerte de Garcia
con justas voces á su madre impía:
inutil todo fue. Gonzalo atiende:
en esta misma noche (¡ay Dios!) pretende
con un veneno atroz.....
Gonz. ¡Oh Cielo santo!
no sufra tu bondad delito tanto.
Lo impediré te juro: ya me siento
del cielo vengador noble instrumento
para impedir el crimen meditado.
¡Mi Soberano! (¡ay Dios!) Mi brazo armado
lo apartará del fiero precipicio:
será mi vida justo sacrificio
que le liberte; yo, yo mismo quiero
ser víctima felíz del Moro fiero.
De la copa en que beba Sancho, Elvira.....
Elv. Señor, tu lealtad de amor delira.
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(XLIV)
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