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(XXVIII)

Cond. Yo lo ignoro:
solo sé que suspiro, gimo y lloro;
que cada vez se aumenta mi tormento;
que temo el crimen, y temerle siento.
Llama á García, y dile... No, detente;
sigueme; y mira en mi dolor presente
lo que cuesta el delito más gustoso:
qué lejos de la culpa está el reposo,
y qué cerca del crimen el castigo!
Elv. Desgraciada Condesa, yá te sigo.

ACTO TERCERO.

SCENA PRIMERA.

Alek solo.

 Inconstante fortuna, aquí me tienes
(firme en tus variaciones y vayvenes)
no como en otros tiempos estimado
de mi Rey Almanzor, sino arrojodo
de lo alto de la cumbre al precipicio.
Hiciste, ó suerte! tu común oficio.
Felíz aquel que de la humilde vida
nunca subió; no teme la caída.
Aquél que sube á la mayor privanza
con susto fuerte y débil esperanza,
previendo en cada caso de la suerte
la vida triste; ó la infelice muerte,
comprando con peligros los favores,
apura de los hados los rigores.

SCENA II.
La Condesa, y Alek

Cond. Yá sé de tu desgracia el fundamento.

Alek.