sin este sacrificio me es funesto
tu amor; con él me fuera delicioso,
y á mí y á mis vasallos ventajoso.
El tiempo por instantes va faltando:
mi genio altivo con el tuyo blando
lo pasará en superfluas reflexiones.
A la razón de estado no hay razones
que superiores sean, ni hay ideas
que pesen más.
Cond. Tyrano! Porque veas
cuánto anhela mi pecho a complacerte,
y a costa de un delito obedecerte,
me resuelvo a que Sancho separado
de mí, y en un castillo aprisionado,
(diciendo yo que ha muerto) pase triste
la vida, que arrancarle pretendiste.
Así conseguirás tu idea basta.
No te basta este crimen?
Alm. No me basta.
No pienses con tal arte entretenerme:
ó Sancho ha de morir, o has de perderme.
Resuelve, y breve, lo que más te importe,
o déjame ausentarme de tu Corte.
Condesa.
Qué escucho? Qué impiedades me propones?
Trataste con humanos corazones,
ó solo con las fieras, que produce
la adusta tierra, de que se deduce
tu origen africano? ¿Al pecho mío
propone tu ambición tal desvarío?
La pérdida de un hijo o de un amante?
Ay! Cómo merecieras que inconstante
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(XXIII)
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