que el acento severo que pronuncia
la dura voz que la verdad anuncia.
Yo te diré verdades: satisfecho
quedará con decirlas este pecho,
como queda tu oído desgraciado
cuando necias lisonjas ha escuchado.
Alm. Es áspero el principio, duro y fuerte.
Alek. Paso pues, ¡oh mi Rey!, a responderte.
Que la Condesa mate al niño tierno,
objeto digno de su amor materno,
por su consejo, es crimen más tirano
que si tú lo mataras con tu mano.
Y di, señor, tu diestra no temblara
si al inocente pecho se acercara
con el hierro, o veneno, conducido
solo de tu ambición? A su gemido
y blandas manos, que alzaría al cielo,
pidiendo al Ser supremo su consuelo,
no temblaras? No temes la venganza
del pueblo, que en él funda su esperanza.
Y de su misma madre el triste llanto
al ver su infante muerto; y el quebranto
de toda aquesta Corte conmovida,
tu mano no apartaran atrevida?
Pero supón que el cielo tolerase
delito tan atroz, y te dexase
en el trono usurpado castellano:
te gustara ser Rey, siendo tirano?
Ay!, no señor. La Púrpura manchada
con la inocente sangre derramada,
fuera carga a tus hombros horrorosa.
Dexa á la fama que coloque ansiosa
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