Dióse por ambas partes la señal de ataque, «j ea este instante, dice Vincart, adelantándose el enemigo con sus batallones j escuadrones hacia los de S. M., el duque de Alburquerque habiéndose puesto al costado izquierdo de la batalla, al opósito donde estaba el mayor número de la caballería francesa y á la frente de la caballería de S. M. con sus tenientes generales D. Juan de Vivero y D. Pedro de Villamayor, diciendo: «Agora es tiempo de hacer como quien somos,» cerró con tan grandísimo valor con la dicha caballería y infantería francesa, que rompió la manguardia de la dicha caballería y también dos regimientos de infantería, que eran esguízaros, haciendo abertura en los escuadrones enemigos hasta llegar á su artillería y hacerse dueño de ella, dejándose muchísimos franceses caer por muertos y muchos de ellos pidiendo cuartel.
»En este mismo tiempo llegó el conde de Isemburgue á todo galope con la caballería de la Alsacia, y hallando ya la batalla comenzada y la caballería de S. M. al cuerno izquierdo peleando, cargó muy á propósito, también con su caballería al cuerno derecho, y llevando él mismo sus regimientos de caballería á la carga, tomando primero el regimiento del conde de Bucquoy y luego los otros regimientos, cerró tan dichosamente con la caballería enemiga que estaba á su opósito, que la rompió y repuso también á su costado hasta muy adelante en su infantería y desbaratando otro regimiento de infantería y haciéndole abandonar sus piezas.
»Estando así los batallones y escuadrones de la manguardia del exército del enemigo rompidos, la caballería repujada, la infantería hecha pedazos y ganada la artillería, y los soldados de S. M. echando sus sombreros en lo alto dando señal de la victoria, se adelantaron los escuadrones y batallones de la batalla que eran mucho más numerosos y fuertes que los de la manguardia, y embistieron la caballería de S. M.