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MEMORIAS DE LA REAL ACADEMIA DE LA HISTORIA

plenamente nuestro Duque la rapidez con que había ascendido á tan alto puesto. Subió por las fortificaciones del enemigo en pleno día, y rompiendo los regimientos de Bresse y del Piamonte, les ganó con su tercio siete piezas de artillería. Recogiendo después los soldados que se derramaban en el alcance, se formó y sustentó en la plaza de armas, abrigando á los que volvían rechazados, con lo que no poco se aseguró la buena fortuna de aquel día[1]. Dando cuenta el capitán general de aquel ejército D. Francisco de Meló á S. M. del suceso de tan ventajosa batalla, le decía: «Serían las tres de la tarde del lunes 26 de Mayo, cuando se empezó por todas partes furiosamente el ataque; ganó el barón de Beck el bosque con sumo valor de nuestra infantería; cargó el enemigó todo allá. Fué la caballería en escuadrones con la espada en mano, al mismo tiempo que por el costado derecho avanzaron los dos tercios de D. Alfonso de Avila y duque de Alburquerque[2], también con la espada en la mano, cumpliendo con las obligaciones de su sangre. Subió el Duque y fué rechazado dos veces de las trincheras.....[3]» En otra carta sobre la misma batalla se lee[4]: «Al duque de Alburquerque con su tercio le tocó el pelear con el de Piamonte: deshízole completamente y apoderóse de seis piezas de las diez que se tomaron.»

Informado el Rey de su heroico comportamiento en tan porfiada lucha, le escribió la siguiente carta, cuyos halagüeños y lisonjeros términos prueban, mejor que yo pudiera hacerlo, el aprecio y distinción que al Monarca y á su inmediato jefe Melo merecía.

«El Rey.—Duque de Alburquerque, primo, gentil-hombre de mi Cámara y maestro de campo de un tercio de infantería española en mis Estados de Flandes. D. Francisco de Melo alaba mucho el valor con que habéis procedido en las ocasiones presentes; y como esto es tan conforme á las obligaciones de vuestra sangre, ni puede hacerme novedad ni dejar de obligarme á particular estimación de vuestra persona y del exemplo que dais para que se alienten todos; y así he querido daros gracias dello y spero en Dios que os ha de ayudar para que por vuestros hechos os las deba yo cada día mayores. De Molina á 2 de Julio de 1642.—Yo el Rey.—Andrés de Rocas[5]

  1. Representación original al Rey.
  2. Estos dos tercios, «como de vanguardia, atacacaban la frente de las fortificaciones á cuerpo descubierto.» En la misma carta de Melo.
  3. Mem. hist. esp.—Tomo XIX, pág. 263.
  4. Mem. hist. esp.—Tomo XIX, pág. 392.
  5. En el sobrescrito: «Por el Rey.—Al duque de Alburquerque, su primo, gentil-hombre

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