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MEMORIAS DE LA REAL ACADEMIA DE LA HISTORIA

ras la guerra. Todas las sierras que están dentro y al rededor de las provincias del Nuevo México las tiene esta nación Apacha por suyas, y ha dado tanta guerra á los españoles, que ordinario los ha tenido con las armas en la mano, haciendo muchos asaltos con prevenidas emboscadas en los pueblos de los indios, matando atrozmente los varones y llevando las mujeres y los muchachos vivos, teniéndolos por legítimamente cautivos; talando de ordinario las sementeras de maíz, llevándose de día y de noche las caballadas de los españoles y haciendo todos los demás daños que alcanzaba la industria de su fiera altivez; y con particular cautela tenían siempre y han tenido todos los indios de esta nación que viven á la parte del Oriente de las provincias del Nuevo México, paz con los españoles, por comerciar y tener espendio de sus cueros y gamuzas, fomentando, por otra parte, los indios mismos que habitaban dichas montañas del Nuevo México en toda su circunferencia, que sustentaban la guerra con los españoles. Esta nación, como dicho es, es la dueña y poseedora de todos los llanos que llaman de Cíbola y el centro de las naciones referidas. Gobiérnanse, no por caciques ni príncipes naturales, sino por aquellos que en la guerra se señalan más valientes. No usan de ídolos ni de otras supersticiones bajas, sólo veneran al Sol con estimación de padre, por decir ellos que son los hijos del Sol. Vístense de gamuzas, usando siempre de zapatos, botas y gabardinas, y précianse de asearlas. Nunca llevan en sus caminos más de los arcos y flechas, tan bien labradas y perfiladas las flechas, y los arcos tan bien dispuestos al modo turquesco, que con sólo verlos se conoce ser de aquella nación, por distinguirse de todas las demás. Tienen mujeres propias y que estiman con aprecio especial, y la que defectuosa se reconoce adúltera, para que por tal sea conocida le cortan las narices.

»Parece que se ha dicho lo que al presente se puede y necesita de estas naciones, y sólo resta el que digamos el sitio, lugar y rumbo del reino y provincias que llaman Teguayo; y para dar algún conocimiento de esta tierra, volveremos á proponer el lugar de la villa de Santa Fé, en 37°, y cogiendo la línea recta del Norueste á la parte septentrional, entre Sur y Norte, pasando las sierras que llaman Casafuerte ó Navajo, se llega al río Grande, que va recto al Occidente, distancia de 60 leguas, poseída de la nación Apacha, y pasando dicho río Grande se entra en la nación que llaman Yutas (gente belicosa); atravesando por esta nación como 60 leguas en el mismo rumbo de Norueste, se entra después por entre unos cerros, á distancia de 50 leguas, poco más ó menos, en la tierra que llaman los indios del Norte Teguayo, y los indios mexicanos por tradi-