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DON DIEGO DE PEÑALOSA

les había vivido solo, considerado y querido, evangelizándolos, por poseer la lengua Jumana; y habiendo conocido á D. Diego de Peñalosa, no dice de él más que su compañero Posadas. El documento tiene, no obstante, importancia capital, toda vez que por el interés que se tomaba en la repoblación de Nuevo Méjico, incluye Memorial y certificación de calidades del Maestre de Campo Juan Dominguez de Mendoza, y éste, que es el que aparece en la relación del P. Freitas como compañero de viaje de Peñalosa á la Quivira, asienta que D. Diego tenía conocimiento del Nuevo Méjico por haberlo andado «hasta las provincias de Suny y Moqui, demarcando todos los lugares cuando fué Gobernador de aquellas provincias, el cual tiene individuales noticias del poderoso reino del Teguai, por haberse informado de un indio cristiano de la nación Emes, que estuvo captivo en dicho reino, y también las tiene del reino de la gran Quivira y del reino de los Texas, y también del Serro del Azul, cuyos metales están ensayados y vistos ser muy ricos de oro y plata, y dicho Peñalosa quiso hacer jornada á dicho Serro del Azul, teniendo ya prevenidos muchos peltrechos y por las guerras de los apaches y otros accidentes no lo ejecutó.» Explica después el Maestre de Campo que el año de 1684 entró él con veinte soldados al Oriente hasta los umbrales de Texas, y práctico del camino, se ofrece á reconocer ese territorio y el de la gran Quivira, obligándose á hacer mapa de la tierra y costa y remitirlo con noticias ciertas de todo.

 Con el testimonio de tres personas abonadas, cual son éstas, la opinión se pronuncia decididamente contra la exploración de Peñalosa, pues aunque ninguna de ellas ofrezca prueba absoluta, se advierte que unánimes la dieran, siendo preguntados por un viaje que no presumían se hubiera alegado, y por una narración cuya existencia ignoraban. La confesión espontánea del Maestre de Campo Dominguez de Mendoza, que no pasó al Oriente los límites de los Tejas, desmiente además la afirmación de haber sido uno de los que llegaron á Quivira, formando parte principal del Estado mayor del Gobernador de Nuevo Méjico.

 En mi opinión, es claro ya que D. Diego de Peñalosa no hizo semejante viaje; que el P. Freitas no escribió, por consiguiente, la narración, y que suplantando el nombre del franciscano la forjó el mismo Peñalosa el año de 1673, cuando pasó á París, pensando despertar la codicia del Gobierno de Francia con la oferta de tanta riqueza. La lista de los títulos y distinciones con que adornó su persona, porque apareciera de la primera nobleza de España y de lo más calificado en Indias, constituye otro indicio de que la supuesta relación del viaje á Quivira no se envió