saca, y todo sería pobreza, por donde me parece que en aquella disposición, y mucho más cierto si no hubiese moneda, no habrá quien vaya á poblar, ni poblado quiera permanecer, porque con solo comer y vestir nadie vive contento en las Indias, ni será fácil de llevar voluntariamente de la Nueva España al Nuevo Méjico, y más siendo tan limitado lo que allá pueden alcanzar de ambas cosas, pues ni el sustento tendrá regalos, ni los vestidos nobleza; y así entiendo que para perpetuar población sería forzoso que los pobladores hobiesen de ser gente violentada por la conservación de aquella cristiandad, que hoy no sé que tenga cuerpo ni estado que pueda justificarlo; ó hombres condenados por delitos é inútiles por sus malas conciencias y costumbres; y no pudiendo apoyarse por estos medios, el necesario y el último es socorrer á los pobladores con algo de Real hacienda, y si V. M. no se sirviese de extender á esto por ningún caso acertado, parece que hasta haber entera seguridad de que se hallen en aquella provincia metales de plata, se tenga la mano por los religiosos como van haciendo en bautizar más gente, aunque se trabaje y gane tiempo en convertirla y catequizarla, con mayor cuidado que hasta ahora, y con más número de ministros, como los pide el ser muchas las poblaciones y haber diferentes lenguas, y con esta lectura irle proveyendo algunos en razonable número de la orden de San Francisco, ó de otra (como pretende con instancia D. Juan de Oñate, y podría ser que se juzgase convenir), pues los religiosos de aquella se vinieron sin quedar más sacerdotes que sólo el comisario y uno que era ido con D. Juan de Oñate á esta jornada, y volvió della en su compañía, y este es Fr. Francisco de Velasco, hermano del gobernador D. Rodrigo de Vivero.
»He discurrido tan largo en este capítulo, porque lo tengo por conveniente para despertar el superior arbitrio del Consejo, en cuanto al punto que toca á sustentar por agora aquella provincia hasta más ver, y porque V. M. quería ser informado de quien lo tiene presente, y la resolución insta.
4. »D. Juan de Oñate intentó cierto descubrimiento entre el Norte y Levante, el cual dejó comenzado, y este ha sido el principal motivo, según escribe, para enviar á España á su sobrino con las noticias y pretensión que de aquí le han resultado, y aunque la relación de su viaje va en procesos y autos, me ha parecido que habiendo de hablar yo y hacer discurso en este capítulo sobre ello, será de más claridad presuponer aquí la sustancia del suceso que tuvo, y de alivio para el Consejo, el ir resumido en poco.
»Comenzó el Gobernador su jornada por entre los indios salteadores