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DON DIEGO DE PEÑALOSA

grandece y levanta ver tanto número de almas reducidas á la verdad Cathólica y á la corona de España, con tan inmensos trabajos de nuestra gente española; el verso es numeroso, y aunque desnudo de invenciones y flores poéticas (por ser historia seguida y verdadera), la variedad de tan extraordinarios y nuevos succesos alentará y dará gusto á todos géneros de gente, á unos para imitallos y á otros para estimallos, y así es bien que ande en manos de todos.»

Las poesías en laude del autor, están firmadas por el Ldo. Juan de Valdés, Caballero de la orden de San Esteban; el Maestro Espinel; el Licenciado Sánchez, Colegial Trelingue, Catedrático de prima de Hebreo; Luis Tribaldos de Toledo; D. Diego Abarca; Hernando Ber mudez Carvajal, Gentil-hombre del duque de Sesa, Doña Bernarda Liñán, y D. Gabriel Gómez.

La obra en verso suelto endecasílabo consta de 34 cantos, que ocupan 575 páginas, con algunos documentos intercalados, y debía tener segunda parte, destinada á las exploraciones de California y Quivira, que no llegó á publicarse, aunque el autor la anunciaba diciendo al Rey:

Y por si vuestra Majestad insigne
El fin de aquesta historia ver quisiere,
De rodillas suplico que me aguarde;
Y también me perdone si tardare.
Porque es difícil cosa que la pluma,
Habiendo de serviros con la lanza.
Pueda desempacharse sin tardanza.

López de Haro consigna en la Segunda parte del Nobiliario genealógico: «De los hechos de D. Juan de Oñate escribió é imprimió en verso heroico el ilustre caballero Gaspar de Villagrá, Capitán en esta conquista, descendiente de la ilustre casa de los Pérez de Villagrá, pueblo situado en España en la provincia de Campos, de su propio apellido, de donde entre otros valerosos Capitanes desta familia, fué aquel invicto y valeroso caballero Francisco de Villagrá, terror y espanto de la indómita y belicosa nación araucana. Participó el Capitán Gaspar de Villagrá desta gloria, en estos trabajos y conquistas del Nuevo México, entrando en ella con una compañía toda de Capitanes, digna reputación de su valor y persona, correspondiendo el suceso con la grandeza de gente experimentada en los casos de guerra, levantando con heroico estilo y imitando aquella pluma del ínclito caballero D. Alonso Ercilla en su historia; los hechos de D. Juan de Oñate y de los que le siguieron, venciendo dificultades sin número, hambres, cansancio, trabajos no sabidos en tierras