Página:Don Diego de Peñalosa y su descubrimiento del reino de Quivira.djvu/119

Esta página ha sido validada
105
DON DIEGO DE PEÑALOSA

 »Pero no es cuestión de proveer al inconveniente, toda vez que por la primera de las proposiciones no se trata de emplear más que mil ó mil doscientos flibusteros perdidos ya para Francia y domiciliados en América; y para la segunda, sólo se piden doscientos hombres que se pongan al frente de un ejército de salvajes en vía de disciplina: así estas objeciones pueriles no han de privar á Francia de tan feliz descubrimiento, ni al reinado del Soberano más grande que haya existido jamás, de la gloria de haber extendido sus conquistas hasta el Nuevo Mundo, y de haber minado allí los cimientos de la monarquía española.»


 Vaciló el Rey, aunque el intento le agradaba, por no participar del entusiasmo de su Ministro de Marina hacia el promovedor, y en consecuencia se retocó la propuesta apelando el Conde de Santa Fé á los últimos recursos del ingenio; solicitando de paso nacionalidad francesa que borrara cualquier escrúpulo suscitado por su condición de extranjero; extendiendo las revelaciones; sometiendo, en fin, el comienzo de empresa tan grande como infalible al ensayo que el otro pretendiente haría como precursor, según plan expuesto con no menos habilidad que los anteriores, así:


Memoria proponiendo el enlace de la empresa del Conde de Peñalosa con la del Sr. Cavelier de La Salle [1].


Febrero de 1681.


 »El Conde de Peñalosa está dispuesto á ejecutar lo que ha propuesto si S. M. tiene á bién acordarle los recursos necesarios. Cuanto más se examina el proyecto más parece factible, útil y glorioso, según los informes que se tienen del estado del país.

 »Es exacto que Panuco no se halla en disposición de resistir el menor ataque de flibusteros, que han tomado y saqueado las mejores plazas de los españoles, como Porto-Bello, Nombre de Dios, hasta Panamá en la mar del Sur, y por último, Veracruz.

 »Tomado Panuco, se pretende fortificarlo sólidamente á fin de conservar la posición que servirá á la entrada y salida, dejando allí una guarnición de cien hombres con un Comandante y un ingeniero, y continuando la marcha con el grueso de la fuerza.

  1. Margry.— Mémoires et documents. Tomo III, pág. 63.