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MEMORIAS DE LA REAL ACADEMIA DE LA HISTORIA

no excedería de 400 á 500 nombres, y esto tardando tres meses lo menos, á causa de que no hay en el país soldado español que quiera marchar sin una muía para su persona y otra para el bagaje.

»Antes de llegar este socorro poco temible, los flibusteros tendrían tiempo de establecerse y fortificarse y aun de impedir la entrada á los otros, ocupando los desfiladeros estrechos y de fácil defensa.

»Los indios, negros, mestizos, mulatos, y aun los españoles nacidos en América, denominados criollos, guardan tal animosidad contra los españoles naturales, á los que llaman cachupines, en razón á los malos tratamientos que reciben, que sólo esperan ocasión favorable de alzarse, y lo harían con preferencia á ninguna otra nación en favor de los franceses, porque son católicos como ellos, y mucho más humanos que los españoles naturales.

»Los franceses conservarían la conquista de esta provincia á favor de la colonia propuesta de Río-Bravo, que limita con Nueva Vizcaya, por la comunicación continua de Santo Domingo, que serviría de depósito.

»Por último, ya se la considere en tiempo de paz ó en el de guerra, esta colonia es la más útil y fácil de cuantas se han fundado hasta hoy, siendo favorables las circunstancias para establecerla, si el Sr. Marqués tiene á bien acordar la honra de su protección, sin que se pida ningún auxilio de dinero, como queda dicho.»


Esta vez dio el tiro en el blanco del deseo: Segnelay estaba encantado con la perspectiva de empresa tan bien ideada; sólo que ahora, la paz con España, los recientes tratados de ésta con el Imperio, Suecia y Holanda y las miras particulares de Luis XIV, contrariaban las intenciones del Ministro. Hubo, por tanto, que dejar obrar al tiempo, hasta que nuevo rompimiento trajo propicia ocasión, y como en el intervalo había llegado á París Cavelier de La Salle, noticiando haber descendido desde los lagos al golfo mejicano por ciertos ríos nombrados Colbert y Segnelay, á través de llanuras fértiles de que había tomado posesión por el Rey de Francia, y puéstoles por honra suya el de Luisiana, pidiendo ayuda para fundar una colonia en lugar tan propicio, la opinión pública apoyaba una propuesta tan racional, como aventurada era la otra.

Al mismo Segnelay agradaba que en los mapas se fijara á perpetuidad el nombre de su padre y el suyo, designando los caudalosos ríos que habían de ligar con el Canadá ó Nueva Francia los nuevos territorios enclavados en el seno de Méjico, y no hubiera vacilación en el caso de ser La Salle persona sin antecedentes que poner en parangón con los de un ad-