un sentimiento que nos coloca ó pone en el lugar de aquel que sufre; sentimos oscuro y vivo en el hombre salvage, desenvuelto, pero débil en el hombre civil, ¿qué importaria esta idea á la verdad de todo cuanto digo, sino de darle mucha mas fuerza? En realidad, la conmiseración será tanto mas enérgica cuanto el animal espectador se identifique mas intimamente con el animal que sufre; luego es evidente que esta identificación ha debido ser infinitamente mas estrecha y activa en el estado del razonamiento. Es sin duda la razón la que engendra el amor propio, y es la reflexión quien le fortifica; ella es quien repliega ó hace volver al hombre sobre sí mismo, y es ella tambien quien le separa de todo cuanto le fatiga y le aflige: es la filisofía la que le aisla; y es por ella que dice en secreto, á la vista de un hombre padeciendo: perece, si quieres, yo estoy en seguro. No hay ninguna otra cosa sino los peligros de la sociedad entera que se capaz de turbar el sueño tranquilo de un dilósofo, y hacerle abandonar su lecho: se puede impunemente degollar á su semejante debajo de su baleón; él no tiene que
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