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nunca se ha oído decir que ninguno de ellos haya sido devorado por las fieras.

Otros enemigos más formidables, y de los cuales el hombre no tiene los mismos medios de defensa, son las enfermedades naturales, la infancia, la vejez, y los males y dolencias de toda especie: tristes señales de nuestra debilidad; de las cuales las dos primeras son comunes a todos los animales, y la última pertenece principalmente y exclusivamente al hombre viviendo en sociedad. Yo observo además, acerca de la infancia, que la madre llevando por todas partes a su hijo con ella, tiene mucha más facilidad de criarle y sustentarle que la que tienen las hembras de muchos animales, que están obligadas de ir y venir sin intermisión, con bastantes fatiga y trabajo de un lado a buscar su pasto, y del otro a dar de mamar o de comer a sus hijuelos. Es verdad que si la mujer perece, el hijo está muy expuesto a perecer también; pero este peligro es común a otras cien especies, de las cuales los pequeñuelos no se hallan en mucho tiempo en estado de ir a buscar ellos mismos su alimento, y si la infancia es más larga entre nosotros, la vida siendo más larga