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Observando la sociedad humana de un modo tranquilo y desinteresado, parece no presenta otro aspecto sino el de la vionlecia de los hombres poderosos, y la opresion de los debiles: el espiritu se irrita e indigna contra la tirania de los unos, y se ve insensiblemente forzado a deplorar la ceguedad de los otros, pero como nada es menos estable entre los hombres que estas relaciones esteriores, que la casualidad produce con mas frecuencia que la rectitud y la sabiduria, y a las que llaman debilidad o potencia, riqueza o pobreza, es la razon por la cual los establecimientos humanos parecen a primera vista fundados sobre montones de arena movibles: no es sino examinandolos de cerca, y despues de haber separado el polvo y la arena que circunvalan el edificio, que puede apercibirse la base inmoble sobre la cual se halla establecido, y que se aprende a respetar los cimientos. De aquí se sigue, que sin el estudio serio del hombre, de sus facultades naturales, y de sus progresos sucesivos, no se podrá