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que une la cartilla con el tibia; y que no aplicando sino la punta del pie: como se hubiera visto obligado a hace, el tanto, sin hablar de los muchos huesos que le componen, parece demasiado grueso para poder servir de canilla, y sus articulaciones con el metatarso y el tibia muy inmediatas para dar á la pierna humana, en esta situacion, la misma flexibilidad que tienen las de los cuadrúpedos. El ejemplo de los niños siendo tomado en una edad en la qie las fuerzas naturales no se encuentran todavía desplegadas, ni los miembros afirmados, no resuelve nada absolutamente, y yo creeria decir tanto ó mas que esto, si digese que los perros no se hallan destinados para andar, puesto que no hacen mas que arrastrarse durante algunas semanas despues de su nacimiento. Los hechos particulares no tienen nun bastante fuerza contra la práctica universal de todos los hombres, ni aun con la de las naciones que no teniendo ninguna comunicacion con las otras, no habian podido imitarles en nada. Un niño abandonado en un bosque antes que supiese andar, criado por alguna bestia, habrá seguido el ejemplo de su nodriza ejerciéndose á marchar como ella; el hábito podrá haberle dado facilidades que no tenía de modo alguno de la naturaleza; y así como los mancos llegan á hacer, á fuerza de ejercicio, con los pies todo cuanto nosotros hacemos con las manos, este conseguirá enfin el emplear sus manos en los mismos usos que si fueran pies.

(c) Página 10. Si se hallase entre mis lectores algun mal físico, el cual tratase de poner