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que si hubiera estado en su mano, habría preferido el volver á vivir con ellos, mas bien que entre loshombres. Se habia de tal suerte habituado á andar como aquellos animales, que fue indispensable atarle unas piezas de madera que le obligasen á tenerse derecho y en equilibrio sobre sus dos pies. Lo mismo sucedió con el muchacho que hallaron en 1694, en los bosques de la Lituania, y que vivia entre los osos. No daba, dice el señor Condillac, ninguna señal de razon, andaba en cuatro pies, no hablaba ní conocia ninguna lengua, y formaba unos sonidos que no se parecian en nada á los de los hombres. El salvage de Hanover, que condujeron hace algunos años a la corte de Inglaterra, sufría muchísimo para sugetarse á andar en dos pies, y se encontraron en 1719, otros dos salvages en los Pirineos, que corrían por las montañas de la misma manera que los cuadrúpedos. En cuanto a lo que podrán objetar que eso es privarse del uso de las manos, del cual sacamos tantas ventajas, ademas de que el ejemplo de las monas manifiesta que la mano puede muy bien emplearse de dos maneras, esto probará solamente que el hombre puede dar á sus miembros una aplicacion mas cómoda que la de la naturaleza; pero no, que la naturaleza ha destinado al hombre para que marche de otro modo que como ella le ha enseñado.

Mas hay, segun me parece, razones mucho mas sólidas ue dar para sostener que el hombre es un bípede. Primeramente, cuando se hiciese ver que ha podido no obstante haber sido conformado de otra suerte que del modo que le