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DE DIÓGENES LAERCIO.

y sus descendientes, y no se lo dieron. Respecto á lo demas, en nada peco contra los Dioses, ni contra los hombres; pues gobierno segun las Leyes que tú mismo diste á los Atenienses, observandose mejor asi que por Democracía. No permito se perjudique á nadie: y aunque Rey, no me diferencio de la plebe, excepto la dignidad y honor, contentandome con los mismos estipendios dados á los que reynaron antes. Separa cada Ateniense el diezmo de sus bienes, no para mí, sino á fin de que haya fondos para los gastos de los sacrificios publicos, utilidades comunes, y guerras que puedan ofrecerse. No me quejo de ti porque anunciaste al pueblo mis designios, puesto que los anunciaste antes por el bien de la Republica, que por odio que me tengas; como tambien porque ignorabas la calidad de mi gobierno; pues á poder saberlo, acaso hubieras adherido á mi hecho, y no te hubieras ido. Vuelve pues á tu casa, y creeme aun sin juramento, que en Pisistrato nada habra ingrato para Solón. Sabes que ningun detrimento han padecido por mí aun mis enemigos. Si gustas ser uno de mis amigos, seras de los mas intimos; pues no veo en ti ninguna infidelidad ni dolo. Pero si no quieres vivir en Atenas, haz como gustes, con tal que no estes ausente de la patria por causa mia.” Hasta aqui Pisistrato.

7 Dice Solón, que el término de la vida son 70 años. Tambien parecen son suyas estas ilustres Le-