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DE DIÓGENES LAERCIO.

perseguido por asechanzas de algunos, fue sentenciado a pena capital hallándose ausente. No pudieron cogerlo; pero vomitaron su veneno en el bronce, derribando sus estatuas, de las cuales unas las vendieron, otras las sumergieron y otras las quebrantaron para hacer de ellas orinales, como dicen algunos. Solamente quedó libre una en la Roca. Favorino dice en su Historia varia que esto lo ejecutaron los atenienses por orden del rey Demetrio. Según el mismo Favorino, aun acusaron de ilegítimo su principado. Hermipo dice que después de la muerte de Casandro, por temor de Antígono, se fue a Tolomeo Sotero, y que habiendo estado allí mucho tiempo, aconsejó a Tolomeo entre otras cosas diese el reino a los hijos que había tenido con Eurídice; mas que no habiendo él asentido a ello, y dada la diadema al que tenía de Berenice, éste, después de muerto Tolomeo, tuvo a bien guardarlo preso en la provincia mientras deliberaba lo que debía hacer. Vivió allí muy caído de ánimo hasta que, estando dormitando un día, lo mordió un áspid en la mano y murió. Fue enterrado en la prefectura busiriense, junto a Diópolis. Yo le he compuesto los versos siguientes:

Mató al sabio Demetrio
un áspid venenoso,
no ya vibrando luces,
sino negros infiernos por los ojos.