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LIBRO V.
varia) lo había acusado de impiedad a causa del himno compuesto por él al mismo Hermias, y haber puesto al pie de su estatua en Delfos el epigrama siguiente:
- Quitó a éste la vida el rey inicuo
- de los flecheros persas,
- traspasando las leyes y los pactos
- de los varones cándidos y fieles:
- pero no le dio muerte cuerpo a cuerpo
- con la cruenta lanza en la pelea,
- sino con la falacia
- y no guardada fe de hombre engañoso.
Murió allí mismo habiendo bebido el acónito, como dice Eumelo en el libro quinto de sus Historias, a los setenta años de edad; y añade que tenía treinta cuando entró en la escuela de Platón. Engáñase en esto, pues vivió sesenta y tres, y entró con Platón a los diecisiete. El himno es como se sigue:
- ¡Oh Virtud, laboriosa a los mortales!
- ¡Noble y excelso halago de la vida!
- Por tu belleza, oh Virgen,
- es en Grecia la muerte ya envidiada,
- y continuos trabajos se toleran.
- Tú grabas en la mente de los hombres
- el no caduco fruto, preferible
- al oro, a nuestros padres
- y al blandísimo sueño.
- Por ti el hijo de Júpiter, Alcides,
- y los hijos de Leda,