como sensibles.
3. Decía a menudo que «vale más hacer gracia a otro de la flor de la belleza propia, que no coger por fuerza la ajena; pues así se perjudica al cuerpo y al alma». Culpaba también a Sócrates diciendo que «si tenía necesidad de Alcibíades, y se abstuvo de su favor, fue un necio; si no la tenía, nada hizo de extraño». Llamaba «llano al camino del infierno, pues se hace a ojos cerrados». Acusaba a Alcibíades, diciendo que «siendo jovencito quitaba los hombres a sus mujeres, y siendo mancebo quitaba las mujeres a sus maridos».
4. Enseñaba la filosofía en Rodas a los atenienses que estudiaban allí retórica, y a uno que le notaba esto, le dijo: «¿Traje trigo, y venderé cebada?» Decía que «en el infierno son más castigados los que llevan agua con vasos enteros, que los que la llevan con vasos agujereados». A un grande hablador que le pedía auxilio, le dijo: «Te daré lo que baste, con tal que envíes procuradores y tú no vengas». Navegando una vez con gente mala, cayó en manos de piratas; y como los primeros dijesen: «perdidos somos si nos conocen», añadió Bión: «Y yo también si no nos conocen». Llamaba a la soberbia «embarazo del adelantamiento». De un rico miserable, dijo: «Éste no posee la riqueza, sino la riqueza a él». Decía que «los miserables cuidan de sus haberes; pero de ellos ningún útil sacan, como si fueran ajenos. Que cuando somos jóvenes hacemos uso del valor corporal, pero