- Y cuando reprensiones vas sembrando,
- de que tú fuiste mozo no te olvides.
Y así, habiéndole un joven hablado con mucha audacia, dijo: «¿No habrá quien reciba a éste con los talones?» A uno acusado de bardajería que decía no haber una cosa mayor que otra, respondió preguntándole: «¿Ni aun será mayor una cosa de diez dedos de larga que otra de seis?» Un tal Eumón, natural de Quío (que era feo y se creía hermoso, y andaba siempre girando ornado con su clámide), le dijo que si era de parecer que el sabio podía amar, a que respondió: «Lo mismo vestir ornamentos tan preciosos como los tuyos, aunque no sean tan hermosos como tú». Como un obsceno, a quien era pesado Arcesilao, le dijese:
- ¿Te podré preguntar alguna cosa,
- o deberé callar, matrona casta?
Respondió luego:
- Hembra, ¿qué es lo que dices
- de áspero, duro y desacostumbrado?
4. A un hablador y de bajo nacimiento que le objetaba muchas cosas, le dijo:
- Los hijos de los siervos
- acostumbran hablar obscenamente.
A otro locuaz importuno, solamente le dijo que «había tenido una nutriz muy molesta». A otros nada respondía. A un usurero deseoso de saber que le preguntó qué era lo que ignoraba, le respondió:
- Oculto es el camino por el aire