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LIBRO IV.

pues tampoco se digna la tragedia responder a la comedia que la moteja». A uno que quería concurrir a su escuela sin haber antes aprendido música, geometría ni astronomía, le dijo: «Anda, vete de aquí, pues careces de las asas de la filosofía»[1]. Otros escriben que dijo: «Aquí no curamos lana». Habiendo Dionisio dicho a Platón que alguno le cortaría el cuello, como se hallase allí Xenócrates, mostró el suyo diciendo: «Nadie cortará aquél antes que a éste». Dicen que una vez al partir Antípatro para Atenas se despidió de él, y que no le respondió hasta concluir el discurso que estaba haciendo. Como era sumamente modesto y enemigo del fausto, pasaba muchas veces los días meditando, y aun destinaba, según dicen, una hora al silencio.

5. Dejó muchos escritos en verso y muchas paréneses, que son como se sigue: seis libros De la naturaleza; seis De la sabiduría; uno De la riqueza; otro titulado Arcas; otro Del infinito; otro Del niño; otro De la continencia; otro De lo útil; otro Del libre; otro De la muerte; otro De lo espontáneo; dos De la amistad; uno De la equidad; dos De lo contrario; dos De la felicidad; uno Del escribir; otro De la memoria; otro De la mentira; otro titulado Calicles; dos De la prudencia; uno De la economía; otro De la templanza; otro De

  1. Quiso decirle: No tienes con qué agarrarla.