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DE DIÓGENES LAERCIO.


12. Otros dicen que fue llevado al tribunal; y como lo viesen que nada decía en su defensa y que estaba pronto a recibir cualquiera suerte que le tocase, no lo juzgaron digno de muerte, y determinaron venderlo por esclavo. Redimiólo Anníceris[1] Cireneo, que se halló allí casualmente, por el precio de veinte minas o, según algunos, de treinta; y lo envió a Atenas a sus amigos. Remitiéronle éstos luego el coste del rescate; pero Anníceris no lo recibió, diciéndoles que «no eran ellos solos los que tenían cuidado de Platón». Otros afirman que Dión fue quien envió el dinero, y que no lo quiso recibir sino que compró para él un huertecillo en la Academia. Dícese, además, que Polido fue vencido por Chabrias y después sumergido en el mar de Hélice, perseguido del Genio[2] en venganza del filósofo, como lo dice Favorino en el libro primero de sus Comentarios. Ni aun Dionisio pudo quietarse habiéndolo sabido; y escribió a Platón diciéndole no hablase mal de él; a lo que respondió que «no tenía tanto ocio que se acordase de Dionisio».

13. La segunda vez que pasó a Sicilia fue para pedir a Dionisio el joven tierra y hombres que viviesen según la república que él había ordenado; si bien éste, aunque se lo prometió, no llegó a

  1. Véase la nota 14 a la Vida de Aristipo.
  2. τνύ δαιμονίον μηνίσαντος άντώ, dœmonio eum persecuente.