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LIBRO II.

los hombres, que dejando sus oficinas, corrían a verlo; y a uno que le dijo: «¡Oh Stilpón, se admiran de verte como de un animal!», respondió: «No es así, sino de ver un verdadero hombre». Como era acérrimo en las controversias, negó las especies de las cosas, afirmando que lo que se decía del hombre de ninguno en particular se decía; pues «¿por qué había de ser éste y no aquél? Luego ni éste». Asimismo: «Si me muestras una hierba, diré que no lo es en especial; pues la hierba existía hace más de mil años; luego ésta que me muestras no es hierba». Dícese que estando con Crates, en mitad de la conversación corrió a comprar unos peces; y como Crates lo quisiese detener, diciéndole: «¿El hilo del discurso rompes?» «No», respondió Stilpón: «conmigo llevo el discurso; tú eres a quien dejo. Nuestra conversación no se va; mas las provisiones se venden».

6. Corren de él nueve diálogos bastante fríos. Sus títulos son: Mosco, Aristipo, o sea, Calias, Tolomeo, Querécrates, Metrocles, Anaxímenes, Epígenes, A su hija, Aristóteles. Heráclides dice que Zenón, autor de la secta estoica, fue discípulo de Stilpón. Murió ya viejo, según dice Hermipo, habiendo antes bebido vino para morir más presto. Mi epigrama a él es el siguiente:

Vejez y enfermedad juntas cogieron
a Stilpón megarense: lo conoces.
Yunta infeliz por cierto entrambas hacen: