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LIBRO II.

me ha quitado mi ciencia y poseo aún toda mi elocuencia y erudición». Amonestó asimismo al rey con tanta elegancia acerca de la beneficencia de los hombres, que el rey le obedeció. Refiérese que viendo la estatua de Minerva ejecutada por Fidias, hizo a uno esta pregunta: «Minerva, hija de Júpiter, ¿es dios?» Y diciéndole que sí, respondió: «Pero ésta no es hija de Júpiter, sino de Fidias». «Así es», respondió el preguntado. «Luego ésta, repuso Stilpón, no es dios». Habiendo por eso sido conducido al Areópago, dicen que no se excusó, antes se afirmó en que había hablado la verdad; pues «Minerva no es dios, sino diosa, y los dioses no son hembras». No obstante esta respuesta, los areopagitas le mandaron salir luego de Atenas, y Teodoro, el apodado dios[1], le dijo por burla: «¿Y de dónde sabe Stilpón que Minerva es hembra? ¿Acaso le ha levantado la ropa y lo ha visto?» Era realmente este Teodoro muy atrevido, y Stilpón muy elegante y agudo. Habiéndole preguntado Crates si los dioses se alegraban de ser venerados y rogados, dicen que respondió: «No me preguntes de esto en la calle, necio, sino cuando nos hallemos solos». Esto mismo, se dice, respondió Bión a uno que le preguntó si había dioses, diciendo:

¿Y tú por qué no apartas esas gentes
(oh viejo miserable) que nos cercan?
  1. De este Teodoro se trató en los párrafos 14 y 15 de la vida de Aristipo; pero no se dice que llegase a ser aeropagita.