esto es lo que se cuenta de Diógenes y Aristipo, según dijimos arriba. Tal fue este Teodoro y su doctrina. Finalmente, partió a Cirene donde vivió con Mario, y fue muy honrado de todos; pero desterrándole después, se refiere que dijo con gracejo: «Mal hacéis, oh cireneos, desterrándome de Libia a Grecia».
28. Hubo veinte Teodoros. El primero fue samio, hijo de Rheco[1], el cual aconsejó se echase carbón en las zanjas del templo de Éfeso por razón que siendo aquel paraje pantanoso, decía que el carbón, dejada ya la naturaleza lígnea, resistía invenciblemente a la humedad. El segundo fue cireneo y geómetra, cuyo discípulo fue Platón. El tercero este filósofo de que tratamos. El cuarto es el autor de un buen librito acerca del ejercicio de la voz[2]. El quinto uno que escribió de las reglas musicales, empezando de Terpandro. El sexto fue estoico. El séptimo escribió de historia romana. El octavo fue siracusano y escribió de táctica. El noveno fue bizantino, versado en negocios políticos; y lo mismo el décimo, de que hace mención Aristóteles en el Epítome de los oradores. El undécimo fue un escultor tebano.