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LIBRO II.

«Otro tanto hace un mulo».

7. Afeándole uno que cohabitase con una meretriz, le respondió: «Dime, ¿es cosa de importancia tomar una casa en que vivieron muchos en otro tiempo, o bien una en que no habitó nadie?» Y respondiendo que no, prosiguió: «¿Y qué diferencia hallas entre navegar en una embarcación en que han navegado muchos y una en que nadie?» Diciéndole que ninguna, concluyó Aristipo: «Luego nada importa usar de una mujer haya servido a muchos o a nadie». Culpándole algunos el que siendo discípulo de Sócrates recibiese dinero, respondió: «Y con razón lo hago; pues Sócrates siempre retenía alguna porción del grano y vino que algunos le enviaban, remitiéndoles lo restante. Además, que sus despenseros eran los más poderosos de Atenas; pero yo no tengo otro despensero que Eutiques, esclavo comprado». Tenía comercio con la meretriz Laida, como dice Soción en el libro segundo de las Sucesiones; y a los que lo acusaban de ello, respondió: «Yo poseo a Laida, pero no ella a mí; pues el contenerse y no dejarse arrastrar de los deleites es laudable, mas no el privarse de ellos absolutamente»[1]. A uno que le notaba lo suntuoso de sus comidas, le respondió: «¿Tú no comprarías todo esto

  1. Es un error gravísimo este de Aristipo, al no hacer diferencia entre los deleites honestos y torpes. Lactancio, lib. III. De falsa sapient., cap. XV.