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LIBRO II.

ocasión, pareciendo a los atenienses que estaba de parte de los lacedemonios, lo condenaron a destierro. Pasó después a Éfeso y entregó en depósito a Megabizo, sacerdote de Diana, la mitad del oro que traía hasta que volviese; pero si no volvía, mandó se hiciese con él una estatua de la diosa y se la dedicase. Con la otra mitad envió dones a Delios. Habiendo Agesilao sido llamado a Grecia para hacer la guerra a los tebanos, pasó Xenofonte con él a Grecia, dándole víveres los lacedemonios. Finalmente, separado de Agesilao, se fue al territorio de Elea, cerca de la ciudad de Escilunte.

4. Iban con él, como dice Demetrio de Magnesia, cierta mujercilla llamada Filesia y dos hijos, Grilo y Diodoro, según escribe Dinarco en el libro Del repudio contra Xenofonte; los cuales dos hijos fueron llamados Geminos[1]. Habiendo Megabizo viajado a Escilunte por causa de ciertas festividades públicas, recobrando Xenofonte su dinero, compró y dedicó a la diosa unos campos por los cuales corre el río Selinus, del mismo nombre que el que pasa por Éfeso. Entreteníase en la caza, convidando a comer a los amigos y escribiendo sobre historia. Dinarco refiere que los lacedemonios le dieron habitación y tierras. Dícese también que Filópidas de Esparta le envió

  1. A saber, Cástor y Pólux.